El marco geofísico
El patrimonio cultural marítimo de Son Bou, responde a los restos de una basílica paleocristiana que se encuentran en el extremo este de la playa, en la zona llamada Sa Canessia, topónimo árabe que deriva del término Kānisa que hace referencia a la existencia de ruinas de carácter religioso de culto, judío o cristiano, a los que se les suman algunas estructuras dispersas a pocos metros del templo.
Asentamiento humano en Son Bou
Es lógico que los restos arqueológicos de Son Bou tuvieron que asociarse al medio natural del litoral de Son Bou dadas las características que reúne su medio físico, en la que son presentes sus acuíferos y una laguna litoral, y que, por orden de importancia, sería la segunda albufera más importante de Menorca después de la de Es Grau.
Las condiciones naturales de Son Bou reúnen unas características muy favorables que propiciaron la aparición de un asentamiento humano permanente en este territorio. La albufera o Prat de Son Bou, es uno de los espacios más peculiares e interesantes del Migjorn menorquín. Este humedal abarca unas 80 hectáreas y se emplaza al lado occidental de la basílica de Son Bou. Se alimenta de las aguas dulces, de muy bajo contenido salino, de los barrancos de Son Boter y del Bec.
De esta forma, la estabilidad permanente de agua dulce debió favorecer las actividades primarias agrícolas y ganaderas del llano de Son Bou, que seguramente debió también aprovechar los recursos marinos de pesca, recolección de moluscos de las inmediaciones costeras y la posibilidad de la elaboración de salazones de pescado.